Una investigación de la Universidad de Columbia muestra cómo el usar una vestimenta formal mejora el procesamiento cognitivo abstracto.
Las personas usan ropa formal en diferentes situaciones, como cuando van a la oficina, cuando conocen a alguien por primera vez, o cuando van a una entrevista de trabajo. Lo hacen por seguir normas, o cómo muestra de profesionalismo y distancia social.
La vestimenta formal se asocia con mayor profesionalismo y menos cercanía, mientras que la ropa informal esta relacionada con intimidad y familiaridad.
Según este estudio, quienes usan ropa formal se describen a sí mismos como competentes y racionales, mientras que quienes prefieren ropa casual se ven a sí mismos como más amigables y relajados.
Muchos estudios sicológicos realizados desde los años 80’s ratifican la relación entre la vestimenta y la percepción social y personal. Es decir que la vestimenta que usamos no sólo impacta en la percepción de nosotros que tienen los demás, sino en la percepción de nosotros mismos.
El procesamiento abstracto consiste en representaciones mentales de forma holística, amplia y superior, mientras que el pensamiento concreto incluye representaciones mentales subordinadas y estrechas. El pensamiento concreto prefiere los resultados inmediatos mientras que el pensamiento abstracto se orienta más a proyectos de largo plazo. Investigaciones recientes muestran que la comunicación cortés se traduce no sólo en distancia social sino que incrementa el pensamiento abstracto, ya que deben usar también un lenguaje más elaborado.
Finalmente, los estudios realizados en éste articulo concluyen que hay una relación directa entre la vestimenta formal y la capacidad de generar distancia social, pensamiento abstracto y percepción global.
Basado en: The Cognitive Consequences of Formal Clothing . Michel L. Slepian. Social Pychological and Personality Science. 2015.